Los chakras son unos puntos energéticos que están recibiendo energía continuamente y canalizándola hacia nuestro cuerpo. Para entender su funcionamiento debemos diferenciar entre el cuerpo físico que todos conocemos y el cuerpo etérico, un cuerpo energético de una vibración muy fina que envuelve totalmente el cuerpo físico.
La
localización de los chakras en el cuerpo etérico corresponde a la
localización de las glándulas endocrinas en el cuerpo físico.
Ambos cuerpos se interconectan a través de la corriente de
energía. El cuerpo etérico absorbe niveles muy finos de energía del
ambiente y traspasa esa energía a través de los chakras al cuerpo
físico, por medio de las glándulas endocrinas.
El sistema endocrino controla el equilibrio hormonal del cuerpo y
tiene un efecto directo sobre las emociones. Así podemos decir que si el
sistema de chakras está en desequilibrio también lo estará el sistema
endocrino.
En caso de enfermedad o desequilibrio emocional estos centros energéticos pueden quedar bloqueados. Con el reiki podemos trabajar para devolverles el equilibrio y para armonizar el cuerpo etérico o energético.
La energía reiki se absorbe por el cuerpo etérico y el físico
simultáneamente, creando un equilibrio en los chakras y en el sistema
endocrino, mejorando progresivamente toda la parte emocional.
Cada uno de los chakras tiene una función específica que corresponde a diferentes tipos de emociones. Todos
los chakras son de igual importancia, de tal manera que si uno está en
desequilibrio todos los demás, en mayor o menor manera, también lo
estarán.