lunes, 27 de agosto de 2012

Dieta para el cerebro



Una adecuada dieta para el cerebro le permite propulsar todas sus capacidades, le ayudará a aumentar sus niveles de inteligencia, a mejorar de manera radical su estabilidad emocional, la función de la memoria y a mantener su mente activa en detrimento de las enfermedades que van agobiando a la mente con el paso de  los años.

¿Por qué hacer una dieta para el cerebro?

Las dietas adecuadas para el cerebro nos ayudan a mantener nuestra inteligencia más activa y saludable, a prevenir y retardar diferentes enfermedades del cerebro, que se desarrollen bien sea por deficiencia o por envejecimiento, nos ayudan también a combatir el estrés y la ansiedad, la irritabilidad y la falta de concentración, así como el cansancio y el agotamiento exagerados.
Una adecuada nutricio que nos sirva también de complemento nutricional para el cerebro, nos garantiza alegría y una mayor capacidad para enfrentar los momentos de desanimo y desequilibrio emocional, igualmente nos ayuda a conciliar mucho mejor el sueño y a lograr un buen y equilibrado descanso nocturno.
Dieta para el cerebro


Según muchos especialistas, una ingesta adecuada de alimentos, funciona muchísimo mejor que la ingesta de fármacos, previniéndolo de las desventajas del consumo de los mismos debido a la gran locución de sus efectos secundarios.
Según algunas investigaciones, las ingestas adecuadas de alimentos, disminuyen las apariciones de enfermedades psiquiátricas y la incidencia de consultas por este motivo, incluso muchas de estas enfermedades no sólo pueden tratarse, sino que pueden llegar a curarse, bajo una dieta para el cerebro adecuada, así como con el uso de algunos suplementos nutricionales.
Las funciones de nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, sentimientos y emociones dependen radicalmente de aquellos alimentos que hacen parte de nuestra ingesta.

Dieta para el cerebro, los alimentos fundamentales para la inteligencia.

  1. La ingesta de alimentos integrales, granos, frutos secos, semillas, frutas y hortalizas frescas. Evitar los alimentos refinados, blancos o muy cocidos.
  2. Consumir una ración mayor a 5 porciones de frutas u hortalizas al día, las mejores son las de hoja de raíz, pueden ser crudos o hervidos ligeramente. La ingesta de frutas frescas es fundamental y el consumo mesurado de banana y plátanos.
  3. 4 o más raciones diarias de cereales como arroz, mijo, centeno, avena o maíz a manera de granos, pan o pastas integrales.
  4. Evite la ingesta de azúcares o alimentos que la contengan.
  5. Combine los alimentos proteicos con los carbohidratos, ingiera cereales y frutos secos, consuma productos con fécula como patatas, pan, pasta o arroz unidos al pescado, las lentejas, judías o tofú.
  6. Ingiera pescados de especies carnívoras de agua fría, los arenques, la caballa, el salmón o el atún fresco de 2 a 3 veces por semana, incluya también la proteína vegetal. En cuanto a la proteína animal, incluye carne de lomo o pescado.
  7. Ingiere huevos.
  8. Semillas de lino, cáñamo, calabaza, girasol y sésamo.
  9. Consume aceites de semilla.
  10. Minimiza la ingesta de fritos, grasas saturadas y productos procesados.

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